IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO (Torres del Río. Navarra).
Uno de los muchos enclaves que admiramos al recorrer el Camino de Santiago es el lugar donde hoy nos encontramos, la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río. El nombre de la población se debe a cinco casas con torre que existieron en su época musulmana.
El templo se encuentra situado en la parte baja de la villa en un entorno que en la Edad Media tenía muchas tumbas de peregrinos, sepulturas que salieron a la luz con la construcción de nuevas edificaciones. Un emplazamiento muy relacionado con la muerte y, también, con la resurrección como veremos repetidamente.
En lo referente al origen y promotores del templo existe una polémica muy semejante a la de Santa María de Eunate (https://www.viajarverencontrar.com/2020/12/santa-maria-de-eunate.html). En ambos templos existe el debate de si los templos son templarios o no y su posible uso como linterna de muertos o faro para los peregrinos (cosa ilógica pues los peregrinos no viajaban de noche y la situación del templo lo hace prácticamente invisible hasta que no estás en la localidad).
No existe documentación que permita la datación exacta de la construcción, de modo que debemos fijarnos en sus características formales y estilos, se habla de un entorno al siglo XII.
Existen atribuciones a la Orden Templaria por semejanza con algún templo francés y una serie de características propias de la construcción templaria (tesis que modestamente comparto). Por otro lado, otros estudiosos atribuyen su origen a la orden del Santo Sepulcro a lo largo del siglo XII y sabiendo que, incluso su ultimo prior, Santiago de Ábalos, murió allí. Apoyando esta última teoría existe una relación de posesiones de la Orden del Santo Sepulcro en la península, fechada en 1215, en la que podemos encontrar:
"... la iglesia y casa del Santo Sepulcro de Torres con el hospital y todas libertades y pertenencias suyas y cualesquier cosas que tenéis en el reino de Navarra."
El cuerpo principal tiene tres pisos. El primero es liso salvo la portada vista. El segundo nivel tiene arcos apuntados de descarga y cuenta dos vanos al lado de la cabecera. Entre los capiteles podemos ver los clásicos de aves con el cuello enlazado y un centauro asaeteando arpía. El cuerpo superior tiene ventanales de arquivoltas sobre columnillas que rodean pequeñas celosías cuya función es iluminar el interior. Este prisma octogonal está reforzado y embellecido por columnas en los vértices que llegan hasta su alero. Los canecillos de esta cornisa son trilobulados, de influencia musulmana. Coronando el edificio tenemos una torrecilla (supuesta linterna) que reproduce de forma simplificada los volúmenes y formas del nivel inferior. En los lados que corresponden a los puntos cardinales se abren los correspondientes ventanales.
Al traspasar el umbral, nos encontramos con una cuidada y equilibrada construcción que tiende a una inusual verticalidad. Nos llama especialmente la atención la cúpula de importante influencia islamista. En el centro de cada uno de los lados del octógono hay dos ménsulas de las que parten sendos nervios que van a acabar dos lados más allá del inicial. Con ello se consigue una serie de formas geométricas entre las que destaca en el centro una estrella de ocho puntas. De esta estrella parte la construcción de un nueva bóveda de media esfera que hace de soberbia clave. Octógono, estrella de ocho puntas más una bóveda en el centro igual a nueve: un conocido número...
Si bajamos la mirada, vemos un banco corrido, un lugar perfecto en el que los monjes-soldados pudieran haber realizado los capítulos.
En el arranque de los nervios, entre y encima de las dos ménsulas, se abren unos pequeños vanos cubiertos de celosías talladas en piedra con remate de torres y castilletes. Estos castillos podrían representar la "Nueva Jerusalén", ciudad ya sea literal o figurada que representa una reconstrucción física o bien una restauración espiritual.
En algunos de los citados nervios aparecen pintados los nombres de los apóstoles. También en uno de ellos podemos encontrar un texto alusivo a la autoría de la iglesia. el nombre del citado autor es prácticamente ilegible pero es legible el conocido "Me fecit".
El ábside, orientado al este, se encuentra enmarcado en un arco triunfal y cubierto con un arco de esfera apuntado. Encima de las ménsulas situadas en las enjutas del arco triunfal se esculpieron "cabezas de animales", en una de las ellas podemos ver como se devora a una presa todavía con rastro de pintura roja. Sin embargo, a mí no me parecen animales, me recuerdan unos excelentes "bafomet"
Un templo digno de detenida visita con ojos atentos y observadores.
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