FORT ST. ELMO (Malta).

 

FORT ST. ELMO (Malta).



Sobre el lugar que hoy visitamos existen referencia escrita del año 1417 en la que se indica la existencia en el mismo de un puesto de vigilancia permanente ya que ofrece vistas panorámicas sin obstáculos de los puertos y ciudades de los alrededores. Tras una dura razzia otomana en 1551 y de varios informes que indicaban un asedio inminente de este imperio, el Gran Maestre dio orden para la construcción inmediata de un fortín que se empezó a construir al año siguiente.

En 1565 las tropas otomanas intentaron tomar Malta por la Valeta. Desde este fuerte los caballeros lucharon por frenar el avance turco. La guarnición inicial de la fortaleza eran cien caballeros y 1100 soldados. Resistieron con terribles combates treinta días en los que murieron todos los caballeros y gran parte de los defensores (algunas fuentes afirman que solo sobrevivieron nueve) y unos 4000 turcos. Pese a la derrota esta resistencia dio tiempo para que los caballeros fortificaran mejor sus posiciones en la ciudad y también para que llegará una expedición de socorro procedente de España. Asimismo, posibilitó la victoria final y una gran ayuda económica por parte de Europa que permitiría la reconstrucción del baluarte.




En los siglos posteriores el bastión fue refortificado y ampliado. Durante el dominio británico fue adaptado a la nueva artillería. también jugó un importante papel en la Segunda Guerra Mundial siendo el primer objetivo de la isla en ser bombardeado. 

Actualmente recoge la Academia de la Policía Maltesa y el Museo de la Guerra. Su estructura permanece casi intacta y resulta muy interesante recorrer sus espacios para admirar su solidez y magnitud. Os muestro sus principales elementos:




Existe una entrada al baluarte desde la ciudad. Sin embargo, nosotros accedemos por la llamada puerta Victoria reconstruida en el siglo XIX.





Lo primero que me llama la atención son las casamatas que acogerían a las piezas de artillería dispuesta para la defensa. Las vistas de entrada al gran puerto de la Valeta son espectaculares.




Podemos andar un poco más y llegar al baluarte de S. Juan. En el camino vemos algunas piezas de artillería. 





Avanzamos al interior del fuerte. Lo haremos por la llamada Puerta del Socorro que se encuentra custodiada por cuatro metálicos caballeros. Encima de la puerta hay tallados los correspondientes escudos y un Ojo de Horus (conocido símbolo de protección). La puerta lleva ese nombre porque a través de ella, durante el Gran Asedio, la guarnición podía ser reforzada desde los fuertes del otro lado del Gran Puerto situados a unos quinientos metros (en los últimos momentos, cuando los turcos estrecharon el cerco, se recurrió a nadadores).




Muy cerca de esta puerta se encuentra la Capilla de Sta. Ana. La fortaleza tiene dos iglesias advocadas a la misma santa, ésta es la más interesante. Esta capilla guardaba un icono de la santa que los caballeros habían traído en su periplo desde Rodas a bordo de la carraca Sta. Ana en 1530, cuando Carlos I cedió estas islas a la Orden. Recuerdo este episodio: 

Los Caballeros Hospitalarios fueron expulsados de tierra Santa en 1187 refugiándose en Rodas. De esta isla fueron expulsados también. En 1530 el rey español les cedió las islas de Malta y Comino (y Trípoli), imponiendo como pago la entrega anual de un halcón maltés adiestrado para la caza. Los caballeros cumplieron con el pacto durante 268 años hasta que en 1798 las tropas de Napoleón les obligaron a abandonar la isla.

Esta capilla fue el último campo de batalla del Gran Asedio de 1565 pues es aquí donde fueron masacrados capellanes y caballeros defendiendo el altar.

Es un pequeño edificio con una estrecha fachada limitada por las murallas del fuerte.
Está cubierta por una bóveda de cañón y artesonado.



             

Gran parte del espacio visitable del fuerte es utilizado actualmente por el Museo Nacional de la Guerra. Este museo está dividido en siete secciones que nos muestran la historia militar maltesa desde la Edad de Bronce hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Destaco las armaduras de los caballeros hospitalarios y algunos elementos protagonistas de la Segunda Guerra Mundial. 





De este último periodo me gustó el caza británico Gloster Sea Gladiator usado en la defensa de Malta (que topas con él de forma imprevista al pasar de una sala a otra) y el jeet Husky usado por el General Eisenhower y también por el presidente Roosevelt.





De camino de una sala a otra del museo podemos ver distintas estructuras de la fortaleza, piezas de artillería y pabellones (hoy abandonados) usados militarmente más tarde.




Pero volvamos a las estructuras de siglos pasados. En nuestro recorrido podemos asomar a los baluartes y torres de vigilancia. Impresionan las murallas y estructuras defensivas.




También podemos ver otras estancias donde vivían los caballeros de la Orden o las celdas de la prisión. 




El fuerte tiene dos patios. El primero de ellos es la llamada Plaza de los Caballeros. Su forma es irregular. 



El otro es una gran Plaza de Armas.  Su forma es casi rectangular. Es aquí donde se encuentra la segunda capilla de Sta. Ana. Este espacio es utilizado habitualmente para festivales y actos culturales. Por ejemplo, el día de visita se estaba preparando todo para un evento: la elección de Miss Malta.



Abandono el lugar. Mientras lo hago sigo admirando la solidez del baluarte y pienso que, en este lugar, en medio del Mediterráneo, pudieron producirse dos puntos de inflexión en la historia de Europa: uno en el s. XVI al ser la primera línea de defensa frente al imperio otomano y el otro en el XX resistiendo los ataques italo-alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.





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