CASTILLO ALBA DE ALISTE (Zamora).


 CASTILLO ALBA DE ALISTE (Zamora).



Me gusta visitar las antaño fortalezas templarias, los castillos que habitaron nuestros Hermanos Mayores. No me importa su estado, aún en ruinas. Esta es la propuesta de esta semana, daros a conocer el castillo de Alba de Aliste (Zamora). Se encuentra en la localidad de Losacino, muy cerca de la frontera portuguesa, en lo alto de un cerro y sobre un meandro del río Aliste que le da nombre.



Os muestro una foto aérea donde podéis ver su buena situación:
 



Vamos con un poco de Historia centrándome en su pasado templario. El castillo fue construido (sobre un castro vetón) en el siglo XII por iniciativa de Fernando II con la intención de defender la frontera leonesa no solo de posibles incursiones musulmanas sino también de posibles ataques del incipiente reino portugués. Durante un año llegó a pertenecer al reino de Castilla siendo devuelta más tarde al de León. 

El hijo de Fernando II, Alfonso IX, se comprometió a entregar la fortaleza a la Orden Templaria en 1211, aunque esta entrega no se haría efectiva hasta el 27 de septiembre de 1220 en la llamada concordia de Villafábila:

"Yo, el Señor Alfonso, Rey, restituyo por medio de este documento al Maestro y a la Orden del templo, Alba de Aliste con todos sus derechos y posesiones"

El maestre templario de Castilla, León y Portugal del que habla es Pedro Alvítiz. Esta encomienda adquirió relativa importancia dentro de los enclaves templarios de la actual provincia de Zamora: Villárdiga, Pajares de Lampreana, Tábara, Carbajales, Alba de Aliste, Zamora, Alcañices, Convento de Toro, Benavente, Villalpando…

La Orden permanecerá en este territorio 92 años. Podemos llegar a las ruinas del castillo dando un corto paseo desde la localidad de Losacino.





El castillo es pequeño (unos cien por treinta metros) e irregular adaptándose a la superficie del cerro. Su ubicación controla el espacio circundante y el rio que discurre a sus pies (me recordó la disposición del ya visto castillo de Miravet).




Los templarios remodelaron el castillo dotándolo de cuatro torres (todavía podemos ver sus bases) y barbacana. Se piensa que el castillo no contaba (debido a su pequeño tamaño) iglesia en su interior y tampoco he visto restos de un aljibe. El material de construcción fue mampostería y calicanto (cantos rodados y mortero de cal).




Continuando con la historia templaria, llegó 1307 con el apresamiento de Jacques de Molay y la persecución del Temple ubicado en Francia. El papa Clemente V ordenó al rey castellano Fernando IV perseguir a los templarios de su territorio. Tuvo que reiterar esta petición varias veces. 

En 1310 (viendo la persecución que se acerca) el comendador existente en Aliste, Frey Gómez Pérez se refugia en el castillo con unos pocos freires pertenecientes a las encomiendas de Alba, Tábara y Carbajales. 

El proceso contra el temple castellano se va a producir en abril de 1310. El maestre provincial, Rodrigo Yáñez, recibió la citación de presentarse en Medina junto con todos sus freires. Yáñez, en un intento de retrasar lo inevitable, contestó que el no tenía jurisdicción sobre las encomiendas y tampoco tenía forma de comunicarse con los comendadores. La Iglesia optó entonces por entregar la citación directamente a Gómez Pérez en el castillo donde estaba refugiado. Y es por este documento por que conocemos los nombres de los diez caballeros que acompañaban a Gómez Pérez en su refugio: Domingo Martínez, Juan de Chamín, Pelayo de Chamín (hermano del anterior), Gonzalo Ibáñez, García Rodríguez... Todos ellos al poco de un tiempo depusieron las armas y se entregaron.

Por último, en el proceso de Medina y en el posterior Concilio de Salamanca (octubre de 1310) se juzgaron a los templarios de Castilla y se llegó a la conclusión, por unanimidad, que eran inocentes de todos los cargos presentados, por lo que desde ese momento quedaban libres. Sin embargo, el mal estaba ya realizado: los bienes estaban confiscados y la Orden suspendida.

En el castillo, pese a su ruina, todavía podemos ver restos de algunos elementos y estancias.




De la época de la Orden del Temple de Jerusalén, data el torreón de planta cuadrada y suaves formas piramidales con saeteras en lo alto situado al SE. Esta torre fue utilizada en tiempos posteriores como palomar (vemos todavía restos de este uso).   





Con la caída de la Orden del Temple, la fortaleza pasará por un breve período de tiempo a la Orden de San Juan. En los siglos XIV y XV será testigo de diversos enfrentamientos entre nobleza y la corona hasta que el 1434 es donado por Juan II al infante D. Pedro de Aragón, después a D. Álvaro de Luna y más tarde a D. Enrique de Guzmán  que será nombrado conde de Alba de Aliste en 1449.

 Será Enrique de Guzmán quien realizará importantes reformas en la fortaleza como las troneras que vemos o la principal torre de la fortaleza (situada al NO) de la que queda solo un ángulo y que tenía una altura de tres pisos a razón de los mechinales que vemos.





En el siglo XVI, el castillo sufrió un incendio que lo dejó muy afectado. En 1640 desempeñó un último papel en la Guerra de la Restauración cuando fue tomado por las tropas portuguesas. En el siglo XVIII fue abandonado definitivamente y, como es habitual, el lugar sirvió de cantera para nuevas construcciones.




A los pies del castillo hay un merendero con mesas donde podremos reponer fuerzas.

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