SAN BERNARDINO ALLE OSSA (Milán).


SAN BERNARDINO ALLE OSSA (Milán).


El lugar más icónico de Milán es sin duda su fantástico Duomo, esa fascinante catedral gótica para la cual se necesitaron más de 500 años de trabajo que dieron como resultado su maravillosa belleza. Muy cerca de este enclave, a dos o tres manzanas, podemos ver una iglesia un tanto especial. Se llama S. Bernardino alle Ossa. La fachada da lugar a confusión, parece un edificio civil de tres alturas. Los dos pisos superiores serían ocupados por los Disciplini, cofradía a quienes fue entregado el enclave. 

Los Disciplini o Disciplinati eran laicos que se sometían a una vida de penitencia y oración en la Baja Edad Media. Se reunían en cofradías y su objetivo era la salvación de sus almas. Practicaban con un látigo de cáñamo la autoflagelación  mientras los fieles rezaban. Iban vestidos con túnicas abiertas en la espalda para mostrar sus cicatrices y una capucha que solo dejaba ver los ojos. También realizaban culto a la Muerte, a los muertos. Tal vez sea esto el principio y el porqué de todo lo que veremos a continuación.




El origen del enclave estaría en el hospital de leprosos San Barnaba in Brolo construido a principios del siglo XII que contaba con un pequeño cementerio anejo para los fallecidos. Un siglo después el cementerio se queda pequeño y se construye un osario para colocar los huesos de los fallecidos que no cabían en el camposanto y también se construjó al lado la primera iglesia de San Bernardino alle Ossa. Ambas estructuras, iglesia y osario, fueron dañadas a mitad del siglo XVII al derrumbarse la torre/campanario de la adyacente basílica de S. Stefano Maggiore. Estas reconstrucciones le dieron el estilo barroco-rococo que vemos.

Accedemos a la iglesia por un arco triunfal. Tiene una planta octogonal y cuenta con dos capillas laterales. Posee una bonita cúpula de ocho nervios y linterna central.




Por un pasillo situado a la derecha de la puerta principal llegamos al osario nombrado anteriormente. Se trata de un pequeño espacio de planta cuadrada con huesos y calaveras por todos lados: en las paredes, en las pilastras, en las cornisas... muchos de ellos contenidos por mallas metálicas. La procedencia de estos restos oseos seria mayormente de las exhumaciones del cementerio realizadas al cerrarse éste.




En esta capilla-osario encontramos interesantes detalles a considerar como los cráneos que se encuentran metidos dentro de cajas en la parte superior. Pertenecen a personas condenadas a muerte.





El único toque de color del lugar, que nos libera de este ambiente de muerte que nos rodea, es la bóveda pintada al fresco que la cubre. Este fresco se llama "Trionfo di anime in un volo di angeli" (Triunfo de las almas en un vuelo de ángeles). En las pechinas encontramos a los cuatro santos patronos: la Virgen María, S. Ambrosio de Milán, S. Sebastián y S. Bernardino de Siena.




La sala cuenta con un altar de mármol sobre el que, en un nicho, se colocó en el siglo XVII (durante la dominación española de la ciudad) una estatua de Nuestra Señora de la Soledad vestida de blanco, con una capa negra bordada en oro, arrodillada y con las manos juntas al lado de un Cristo yaciente a sus pies.




Volvemos al templo. En el centro de la iglesia existe una cripta conocida como Putridarium que lamentablemente no se puede visitar. En este lugar los muertos de los Disciplinati eran colocados (sentados) en bancos para su putrefacción. Estaban diseñados para drenar los líquidos de la descomposición y que convergieran hacia un pozo en el centro de la cripta.

Cuando acababa el proceso de descomposición los restos óseos eran llevados al osario salvo los cráneos que eran colocados en estanterías especiales pues representaban la individualidad del fallecido.

Existen un par de leyendas relacionadas con el osario. Se dice que si introducimos mensajes entre los huesos estos llegaran a nuestros queridos muertos. Por otra parte, se cree que el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre) los huesos de una niña ubicados a la izquierda del altar cobran vida y llevan a otros esqueletos a un baile espectral.

Lugares semejantes a S. Bernardino podemos verlos en la Cripta de los Frailes Capuchinos (Roma), el Osario de Sedlec o en la Capilla de los Huesos (Évora).


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